Zelda Breath of the Wild (Videojuegos)

Zelda es una de las sagas más queridas y carismáticas de Nintendo y de la industria del videojuego, la cual por otra parte durante el pasar de los años ha estado en un segundo plano si la comparamos con algunos de los más conocidos nombres de la compañía.


Mario o Pokemón por ejemplo siempre han estado por delante en cuanto a popularidad y acogida por los fans de la marca nipona, pero quizás esto haya cambiado “al menos un poco”.

El juego del que hablamos hoy es sin lugar a dudas el proyecto más ambicioso y mejor aceptado de la saga Zelda.

Para gustos colores como se suele decir y no me atrevería a decir si es o no el mejor juego de toda la saga, ya que creo que no sería de justicia para todo aquel que haya disfrutado también de las virtudes de las entregas anteriores.

Pero es una realidad que a día de hoy es el juego de la saga que mejor resultados le ha dado a Nintendo “y eso es mucho decir”.

Nada más comenzar nos damos cuenta de la magnitud del proyecto y en el momento que nos ponemos a los mandos de Link empezamos a vislumbrar cual es la propuesta que nos ofrece.

Libertad e Ingenio son las mejores palabras que definen Zelda Breath of the Wild.

Tenemos ante nosotros un mundo enorme que descubrir y con el que interactuar de la mejor manera que nosotros decidamos y es aquí donde se diferencia de muchos otros juegos del género, poniendo fecha de caducidad a una serie de obligaciones en forma de misiones en las que se basaba cualquier “mundo abierto” y dejándonos a nuestra disposición las acciones que hagamos.

Somos libres desde el principio de hacer o no las misiones e incluso a seguir o no la historia principal que nos propone y es que se permite el lujo de no obligarte a nada ya que es consciente de que el mundo que te ofrece tiene muchísimos más alicientes y posibilidades que la propia historia en sí.

Podríamos decir que la mejor historia es aquella que tú mismo vas construyendo con el paso del tiempo.

Podemos campar a nuestras anchas por el mapa desde el comienzo, no hay barreras ni límites que te impongan misiones u otros menesteres. Nos invita de una manera inteligente a entrar en su juego, un juego de retos y objetivos que querremos alcanzar sin tan siquiera darnos cuenta de ello.

Es por esto que cualquier acción se convierte en algo mágico cuando te das cuenta del alcance que puede tener.

Es curioso y digno de estudio como algunas de las dinámicas principales de juego que usan otros, este las relega a un segundo o tercer plano o directamente las usa de otra forma, pongo el ejemplo de las armas como “objetos de valor únicos que hay que cuidar y gestionar” ya que estas se nos acaban rompiendo con el uso y quizás te sea difícil encontrarlas de nuevo.

Esta idea se ha llevado a cabo en otros videojuegos, pero la manera de implementarlo en este Zelda es sencillamente magistral.

El tener la sensación de haber conseguido algo único y poderoso contrastado con el hecho de que aquello se puede romper o perder para siempre es gratificante al 100%.

Este ejemplo es solo la punta del iceberg, pero es una buena manera de explicar por dónde quiere ir la saga y como quiere tratar al jugador.

Una manera inteligente de tratarnos que convence y que deja con ganas siempre de más ya que vemos recompensados nuestros actos mediante la propia experiencia de juego.

Jugar es la mejor recompensa que un juego puede ofrecer y Zelda Breath of the Wild ofrece una de las experiencias más puras, creativas y divertidas de los últimos años en la industria.

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