Yo en tu lugar tu en el mio

Estoy harto, cansado, lleno de rabia y en ocasiones con ganas de tirarlo todo por la borda. Mi vida es seguro como cualquier otra o quizás no... no lo se... solo comprendo que no soy capaz de entender la felicidad tal y como si la entiende la mayoría. Estoy cansado de luchar por conseguir algo en lo que no creo. No me gusta como se mueve el mundo ni como nos movemos los seres humanos, intento constantemente refugiarme en cosas ajenas a la realidad y cuando tengo que enfrentarme a ellas  sufro un rechazo terrible, estoy agobiado por todos aquellos deberes que nos impone la sociedad y que de no hacerlos estamos fuera. Harto de vivir para trabajar y ver como se te escapa tu vida en ello. Cansado de mantener siempre una postura de sumisión en el trabajo por miedo siempre a perderlo. Harto de intentar comprender al mundo sin tener tiempo de haberme comprendido a mi primero. Asumo la supuesta carga que llevo dentro y que en ocasiones gestiono de la peor manera posible, como un

El ser humano se autoproclama como un ser superior comparándose con el resto de especies, entre otras cosas debido a su presumible capacidad de razonar… ¿pero cuanto de razón hay en esta afirmación? Quizás nos debiéramos preguntar, ¿para que nos sirve la capacidad de razonar si únicamente la usamos cuando nos interesa? La razón y el interés… dos amigos que se dan la mano… Razonar es una capacidad que nos enseñan a usar desde que nacemos y con la que nos marcan como objetivo que sea la única manera que debemos usar para conseguir cualquier cosa. El hecho de vivir en sociedad nos hace tener una serie de reglas que debemos cumplir para que todo “funcione de alguna manera”, pero esto no quita para que todo aquello que hagamos deba ser por y con una razón. En infinidad de ocasiones utilizamos el razonamiento para acallar nuestro instinto, dejando que la razón gane siempre la batalla. El interés es nuestro principal guía para movernos y es una de las principales mo

Por desgracia no es quien más sabe el que ostenta el título de sabio, si no el que más dice saber y el que sabe convencer al resto de ello… La convicción y la seguridad que tienes sobre ti mismo y la forma de expresarla, hace que los demás te vean de una u otra manera. Esto también conlleva a que la manera de concebirte a ti mismo como persona, enfrentada a cómo crees que te ven los demás y a la realidad que no conoces, lleve a preguntarte quien eres realmente. La manera de transmitir la seguridad a los demás es una forma de generarte un espacio de “habitabilidad” en el que los demás te trataran tal y como tú les has hecho entender que quieres. Los límites entre lo que tú eres y lo que dices ser son aquellos que hacen de eco cuando tu no estas, convirtiéndote en un esclavo permanente de lo que dices o haces frente a los demás. Si tienes seguridad en ti mismo y de igual forma la transmites, generarás una imagen hacia los demás y en consecuencia hacia ti de poder y

Se dice que el saber no ocupa lugar… vamos a ponerlo en duda por un momento. El saber ocupa el lugar del no saber, “rellena un hueco por así decir” y en ocasiones el no saber ofrece más oportunidades que el saber, me explico… Cuando sabes algo normalmente dejas de hacerte preguntas sobre ello porque se supone que una vez sabido no hace falta aprenderlo de nuevo. Con esta opción dejamos que lo que sabemos nos mantenga en un estado de seguridad y confort con el que nos olvidamos de lo que supone que nuestro cerebro se esfuerce por ir más allá. El saber es un placebo para nuestra inteligencia en el que ponemos tantos esfuerzos por conocerlo que nos olvidamos de que no es el saber el que te hace sabio si no la búsqueda de aquello que quieres conocer. “El conocimiento de algo no exime la búsqueda del mismo” Cuando sabes o crees que sabes algo no sueles ponerlo en duda, el proceso de aprendizaje de algo te lleva a pensar que aquello que has aprendido con esfuerzo e